jueves, 13 de agosto de 2015

DECALOGO DEL ADUANERO



 I.-ESTUDIA
Cuando, por fin, caigas en cuenta de que eran ufanías tus manifestaciones de conocedor de la materia; cuando sientas desgarrarte en inquietud por dominar un campo tan extenso y complejo; cuando notes que el dinamismo propio de la realidad que sustenta tu especialización, hace que día a día lo que has aprendido vaya constituyendo historia; y cuando comprendas que la misma relación íntima que tiene con las demás ramas del quehacer técnico sugiere que la ciencia de la aduana no es un fin en sí misma, sino parte de un todo que debe armónicamente lograr el desarrollo social interno y la paz internacional, sólo entonces tendrás derecho a ser llamado "aduanero".

 II.- TRABAJA
De nada servirá cuanto has aprendido si no lo reflejas en realizaciones. Comunica con ahínco tu saber a los demás y a los casos que debas tramitar o resolver; si no procedes así, cada vez te será más difícil hacer las cosas o, lo que es peor, hacerlas bien; y si así procedieres contribuirás, desde cualquier posición que ocupes, a la grandeza de la Patria y a tu propia tranquilidad interior.

III.- SE HONESTO
Si estudias y trabajas pensando únicamente en tu beneficio, correrás en mayor grado el riesgo de caer en las malas tentaciones que por doquier acechan en el arduo camino de la actividad aduanera. No seas merecedor del desprecio de los demás ni de la vergüenza de tus hijos. 

IV.- SE LEAL
Debes ser leal para con el estado, cuyos controles permiten que vivas, progreses y seas útil; para con tu cliente, a quien puedes engañar con facilidad; y para con tus colegas, a los cuales no debes mirar como adversarios.

V.- LUCHA
Tus actividades estarán siempre rodeadas de profundas incomprensiones. Frecuentemente serás considerado como un malvado. Persiste en tus convicciones sin incurrir en terquedad. Trata de sumar otras voluntades a esas convicciones y luego, haciendo causa común, libra las batallas necesarias hasta imponerlas.

VI.- ANALIZA
Entre tus principales deberes estará siempre el de analizar: a las cosas, para aplicarles su justo tratamiento; a las personas, para comprender cuándo puedes confiar en ellas; y a las instituciones, para saber cómo mejorarlas.
 
VII.- ESMERATE
Constantemente tendrás que tratar con personas de muy variada índole, quienes acudirán a ti no propiamente porque lo deseen, sino porque las circunstancias las obligan a ello. La imagen que se llevarán del país y de su gente dependerá en gran medida de tu buen trato, de tu aspecto personal, de tu seriedad y, al mismo tiempo, de tu severidad y comprensión. Recuerda que mientras más deficientes sean los mecanismos y controles aduaneros, el desarrollo integral cada vez se nos alejará más y se agrandará nuestro desprestigio en el concierto mundial de naciones.

VIII.- TOLERA
El concurso de otras personas e instituciones será siempre indispensable para el cabal desarrollo de la técnica aduanera; tolera su intervención en la misma medida en que desees que sean respetados los principios de dicha técnica.

IX.- TEN FE
Ten fe en el servicio aduanero, como el más importante para la salvaguarda permanente de nuestros intereses frente a los de otros países; como el que permite que las normas nacionales e internacionales sobre circulación de bienes puedan cumplirse eficazmente; y como el freno apropiado para quien no reconoce un valor distinto al de su propio enriquecimiento desmedido.

X.- AMA TU PROFESION
Debes amar tanto tu profesión como para preferirla aunque surjan para ti distintas y más cómodas oportunidades y como para abandonarla cuando sientas que constituyes un obstáculo para su engrandecimiento.-

Marco Antonio Osorio Ch.
1976

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